La Educación Según la Impunidad...
por Juan Carlos Maimone
No es
menester indispensable ser un erudito en temas sociológicos para asumir que
cuando la violencia se ha instalado en una sociedad como medio de vida, es
porque la impunidad domina lo cotidiano para convertirse en algo tan habitual como
vigente.
Lo que
cuesta creer, es que esto ocurra en un país donde la democracia ya estaba emplazada
cuando más de la mitad de Europa y en lo que hoy se conoce como el Primer Mundo
no existía. En un país considerado allá en el tiempo como uno de los más florecientes
del planeta Tierra e instalado en una parte del continente superada por el
hambre y el atraso.
La pregunta
sería cómo se llega de un extremo a otro sin elementos que guarden coincidencia
con la historia o con la esencia.
Una de las
respuestas más atinadas podría ser el facilismo que lentamente han ido emplazando
las distintas administraciones, que ante la carencia de políticas adecuadas,
han buscado fronteras afuera responsables fantasmales e inexistentes y lo que
ocurre en el fútbol argentino hoy, es una prueba inapelable.
Por estos
días sería supremamente ridículo echarle la culpa al imperialismo o la CIA del
comportamiento sin límites de una parte de la población que incluye a los “Barras
Bravas”, elementos que sirven sin secretos ni complejos, a los intereses más
mezquinos de la sociedad (caso del INDEC manejado por el conflictivo Moreno).
Una suerte de paralelismo con lo que viene aconteciendo en el orden nacional en
todos los niveles.
Este es
resultado absoluto de políticas manejadas por resentidos, llenos de odio, de odios
nacidos y cimentados en sus propios fracasos, descritos a la perfección por el
inefable Vargas Llosa cuando los tilda de “Enfermos de rabia inexplicable hacia
todo lo bueno que sea diferente a su manera radical y fanática de ver las
cosas, son por lo general incultos, ignorantes, mediocres de mediocres…”.
Existe a
estas alturas una acción correctiva que revierta esta situación…?. Es difícil,
muy difícil. Porque para que esto ocurriera, debería de existir una reversión
total del carácter de aplicación de la Justicia, donde los primeros sancionados
serían los mismos gobernantes que buscaron, implementaron y sustentan inescrupulosamente
estas conductas.
Tanto el
poder político como el sindical y muchos de los clubes son los únicos
responsables, alimentando el día a día de este flagelo que ha hecho desaparecer
el verdadero folclore del deporte más popular de la historia de la humanidad de
los estadios argentinos.
El Poder Judicial con sus carnavalescos personajes
es otra ratificación de los intereses ridículos que sustentan este circo sin el
más mínimo interés de ejercer la justicia. Porque si ellos, con el Código Penal
en la mano no pueden encausar esta situación, es sencillamente porque son una
simple partida de inservibles canallescos, que hacen permanente gala de una pasividad
o permisividad que linda con lo brutal.
Cuál es la
solución para estos ignotos de sus deberes profesionales…? Ah! juguemos sin
público visitante… Cercenando el derecho de muchos, por no querer frenar a unos
pocos, que lenta pero inexorablemente, han poblado y tomado por asalto, un país
totalmente a la deriva…