Pero DIOS no quiso...
Solamente la mano de Dios y la experiencia
de una controladora de tránsito aéreo,
salvaron a casi 400 personas de una catástrofe
propiciada por la impericia de dos pilotos en el aire...
por Juan Carlos Maimone*
Alguna vez, un profesor de Navegación Aérea – y quizás el mejor que haya tenido en más de 42 años unido al mundo aeronáutico, Daniel Repeto – dejó desde su escritorio una sentencia, que la experiencia y el pasaje del tiempo ratificó de forma inapelable: La aviación está hecha para usar los manuales y los aviones para ser volados por el libro…
La ocurrencia entonces de que una empresa aérea puede ser manipulada por los políticos, los sindicalistas o los itinerantes de turno, que una aerolínea, su economía, planeamiento y lo que es peor, la seguridad de sus pasajeros o tripulantes caiga en manos del amiguismo o favoritismo, redunda en el horror y Aerolíneas Argentinas, es uno de estos ejemplos absurdos de nuestros días.
La seuda empresa de “Bandera”, que desplegó y despliega por el mundo ese estatus, aún perteneciendo al INI español o a inversores privados de aquella nacionalidad más tarde, hoy sucumbe entre los amigotes partidistas del gobierno y el regalo de la soberanía de los cielos argentinos en manos de LAN Chile. Así se debate insulsa en una melange indescifrable que le cuesta al pueblo argentino cifras incalculables en millones de dólares.
Dentro de lo irracional de este desbarajuste económico-legal, hoy hay que sumarle el operativo, que por tener carácter de vigencia absoluta, puede llegar a pasar del hazme reír al hazme llorar en materia de segundos.
Muy pocos se enteraron (recién tomó estado público) que el pasado 18 de agosto, un Airbus 340 de Aerolíneas Argentinas y un Boeing 737-700 de American Airlines, estuvieron a punto de chocar en los cielos de Miami, impacto que se frustró de milagro y el hecho es solamente atribuible al paupérrimo conocimiento del inglés del copiloto y a una peor maniobra o la combinación de los dos elementos por parte del Comandante de la aeronave.
La investigación llevada a cabo por la cadena CBS – ratificadas más tarde por el FAA (Federal Aviation Administration) reproduce las escalofriantes escenas desde la torre de control, como desde de la sala de radar, donde es posible escuchar al controlador pidiendo al piloto de Aerolíneas que cancele su maniobra de aterrizaje y escape subiendo hasta los 3.000 pies (1.000 metros), pero el comandante de la aeronave tarda en corregir su error, mientras el copiloto no entiende lo que le dicen. Toda la maniobra se desarrolla en segundos, pero el tema es mucho más grave aún.
Porque acá no se trata simplemente del descargo de culpas sobre un joven Primer Oficial, con un enorme desconocimiento de la fraseología aeronáutica en inglés y mucho menos de la velocidad con que se desarrollan los acontecimientos en un Area de Control Terminal como el de la Florida. El Comandante del avión, está también escuchando las voces que desesperadamente vierte el controlador en la frecuencia. En otras palabras; el piloto, aparte de su error inicial – invadir la trayectoria final de otra aeronave que se encuentra aterrizando en una pista paralela – tampoco entiende lo que le están diciendo los controladores…
La grabación y la transcripción del hecho son tan claras como escalofriantes: “Argentina 1302 –dice el controlador de tráfico aéreo–, se pasó de la curva final, señor.....gire a la derecha... Hay tráfico en la curva final de la pista paralela”.
“Argentina 1302 –repite el controlador – no descienda, mantenga los 3.000 pies de elevación, señor, mantenga los 3.000 y gire a la derecha”.
A pesar de estas advertencias, las imágenes de radar muestran como los dos puntos se superponen por escasísima distancia. Esos dos puntos luminosos en la pantalla del radar, representan a dos enormes aviones con cerca de 400 pasajeros a bordo, que por nada, se fusionan en uno solo.
Literalmente, el Airbus 340 de Aerolíneas Argentinas, que no realizó el giro que tenía que hacer para entrar (Glide Slope) en la pista asignada (09R), pasando justo por encima del Boeing 737 de American Airlines que estaba aterrizando en la 08…
“Argentina 1302, necesito que mantenga 3.000 (pies), señor – reitera el controlador, ascienda y mantenga 3.000 pies. Su autorización de aterrizaje está cancelada…”. Las respuestas son incoherentes e indefendibles…
Así como siempre decimos que un accidente es una sumatoria de elementos, en este caso, el círculo no se cerró, porque Molly Welsh, una veterana con 23 años en las torres de control, impuso su frialdad profesional y una experiencia irrefutable evitando lo peor.
Ni el piloto de American Airlines – que desde su posición no podía ver el otro avión – ni los dos pilotos de Aerolíneas Argentinas - descalificados aeronáutica e idiomáticamente – podían evitar la catástrofe.
Es de imaginar – por no decir es sabido – que desde el ejecutivo no existieron las acciones correctivas pertinentes, porque quienes deberían tomar cuentas del tema, no saben nada de esto que en definitiva se denomina Aeronáutica (Ciencia y Estudio de la Navegación Aérea) y mucho menos por parte del sindicato, que en todo caso defenderá a sus afiliados, más allá de la imbecilidad.
En otras palabras; una desprolijidad artera con la que se siguen quemando los laureles, que otros – allá en el tiempo - supieron conseguir con conocimientos…
*El autor es CAP-USAF (R) y CAP-American Airlines (R)
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