Un Pedazo de Historia...
por Juan Carlos Maimone
Atardece en el Tamiami Airport y las primeras sombras comienzan lentamente a cubrir un caza-bombardero B26, identificado con el 931 y las siglas FAL (por Fuerza Aérea de Liberación). Cerca de la cabina, el nombre de su piloto Capt. Gustavo Ponzoa… Me acuerdo tanto de él… Southern Air, las charlas en la ardiente rampa de la 36 calle del NW con la 64, los campos de FIU con sus aviones de control remoto, su cabello joven pero canoso desde siempre flotando al viento.
por Juan Carlos Maimone
Atardece en el Tamiami Airport y las primeras sombras comienzan lentamente a cubrir un caza-bombardero B26, identificado con el 931 y las siglas FAL (por Fuerza Aérea de Liberación). Cerca de la cabina, el nombre de su piloto Capt. Gustavo Ponzoa… Me acuerdo tanto de él… Southern Air, las charlas en la ardiente rampa de la 36 calle del NW con la 64, los campos de FIU con sus aviones de control remoto, su cabello joven pero canoso desde siempre flotando al viento.
Recorro lentamente el monumento, veo las fotos, los nombres; algunos viven aún sedientos de libertad aunque maniatados caprichosamente por los años y las leyes, otros partieron para siempre para reencontrase en los más alto del cielo azul, ese cielo azul que conocían como pocos…
A muchos no los llegué a conocer personalmente, sólo por sus hazañas y su valentía, por el desprecio de vivir superados por los ideales más puros. Otros por esos raros designios de Dios, se convirtieron en los hermanos más puros que me dio la vida: Captain René García, Captain Juan Perón, Captain Eduardo Ferrer… Repaso las frías placas de bronce con esos nombres de oro sin una flor, solitarios en un campo de aviación y una lágrima arbitraria o traicionera rueda por mi mejilla. Me arrodillo, rezo, lloro; lloro pecho adentro, allí donde el recuerdo y el sentimiento se alojan en el altar inmortal de la memoria…
No supe del tiempo, simplemente me alejé; el viejo “tareco” se hundió en el anochecer, pero queda clavado en mí como una herida que ya no sangra pero todavía duele y pienso; pienso en aquella traición, pienso en aquella falta de valor del segundo presidente más mediático de la Unión Americana, al que nunca ni nadie podrá superar en cuanto geografía, logística y vergüenza perdida… Pienso en aquellos valerosos hombres abandonados a su suerte en la arena o en el aire de la isla más linda del Caribe masacrados en un Dunkerque silenciado para siempre por la conveniencia de algunos ante el grito desesperado de tantos…
Testigo mudo de tantas madres, padres, esposas, hijos o novias que partieron de este mundo oteando el cielo a la espera de un regreso que nunca se produjo, pienso… Pienso en tanto cubanito-americano preñados de Hi-Hop o Rap y que no saben – o no les hacen saber - de este lugar sagrado donde yace gran parte de la historia más pura de sus padres y de sus abuelos… Pienso en la prensa cómplice y mezquina que esquiva caprichosamente este sitial de la historia de Latinoamérica y pienso en, qué difícil es escribir con tanto dolor adentro…
Capitán Juan Carlos Maimone
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