Thursday, December 29, 2011

LA CARTA DE DESPEDIDA...


Casi me fui acostumbrando a la idea de la muerte; es más, lo que alguna vez fue un precepto intrigante y desalmado, ya no me asustaba. Sólo no me seducía la idea de que su llegada sea lenta y con sufrimiento, lejos de todos y de todo…

Sin embargo; su análisis fue cada vez más persistente y con el tiempo, aquel tuteo con el más allá llegó a convertirse en algo cotidiano, en una suerte de tendencia que me acompañaba, que estaba conmigo, sobre todo en los momentos de soledad que ya eran muchos o cada vez más extensos y profundos.

Lentamente la costumbre, esa predisposición establecida por la reiteración, se fue haciendo consistente y común. Los repasos indelebles pero ineludibles de cada una de las vicisitudes vividas, me acercaban más a la idea que de repente, sería hasta una solución. Una solución permanente y definitiva que me alejaría inexorablemente de fracasos y dolores, aún, desconociendo los misterios o implicancias que me aguardarían. Cualquier cosa sería mejor que las frustraciones, que las desilusiones o las decepciones.

Así, con esa sensación indolora, acepté el irme, de una vez partir, sin saber con exactitud cómo ni dónde. Despedirme en silencio o no despedirme, pero en todo caso sin remordimientos ni rencores; consciente de que viví dentro de las limitaciones impuestas por la vida, como supe o como me dejaron, tratando de no hacer daño, tratando de no herir, aunque pocas veces – ninguna diría – recibí el mismo trato. Y así me voy; sólo u olvidado, sobre todo por aquellos a los que tanto ofrecí, a los que tanto proporcioné y en el tiempo, ni siquiera voltearon su mirada para saber si yo seguía o existía…

Nota: Por respeto póstumo a sus deseos, no revelamos su identidad; sólo diremos que su cuerpo sin vida fue encontrado junto a esta carta la víspera de la Navidad en un austero cuarto del suburbio de Miami…

1 comment:

  1. muchos sentimos lo que esta persona escribio en algun oemnto de nuestras vidas

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