BASTA DE FARC...!
por Juan Carlos Maimone
Hay notas que quedan decisivamente opacadas por la realidad gráfica; no importa el esmero, el grado de investigación, ni el tiempo invertido. Simplemente, son imágines que tienen carácter de vigencia absoluta y en ese caso, nos exime de todo comentario.
Tal es el panorama que nos tocó vivir hace unos días en Colombia. Allí no fuimos en busca del escenario ideal, ni del paisaje agreste y natural que permite el lucimiento del fotógrafo, tampoco fuimos a participar de una conferencia de prensa, donde generalmente el expositor vende una idea. Por el contario; fuimos testigos por primera vez en muchos años, de un pueblo entero volcado a las calles.
Y cuando digo pueblo, hago referencia concreta a todos sus habitantes; más de diez millones de seres humanos, mujeres, niños, hombres elegantemente vestidos, junto a campesinos de manos callosas. Maestras y abogados, vendedores ambulantes y jugadores de fútbol, todos unidos en una sola voz, la voz de la paz. Porque Colombia es eso; un país de paz y de progreso, es la tierra de García Márquez y de Botero, del buen amigo, del buen café, de la cumbia y el ballenato, de esa música que sube lentamente por la garganta del hombre hecho folklore. Aunque caprichosamente tantos periodistas de plumas muy livianas, aquellos que no pueden escribir ni decir la verdad en sus propios países, la han querido abochornar pretendidamente con Pablo Escobar y las FARC.
Qué dirán ahora los serviles de Morales, de Correa o de Chávez, cerrarán o censurarán a los medios que publiquen esta realidad…?
Esta fue la marcha por la paz, la marcha para la desaparición de las FARC, la marcha para vivir un futuro mejor y para que esto ocurra, el pueblo entendió que debía gritar su verdad y esa verdad, es el destierro definitivo de la violencia guerrillera.
Bogotá, Cartagena, Medellín, Barranquilla, Santa Marta, Valledupar, Bucaramanga, Cúcuta, Yopal, Tunja, Villavicencio, Cali, Ibagué, Florencia, Pasto, Armenia y Pereira y Manizales; diez y ocho ciudades se vistieron de blanco para elevar su voz, para decirle al mundo que esta partida de delincuentes poco comunes, solamente identificados con el narcotráfico, los asaltos, las violaciones y el crimen a mansalva, no es Colombia ni tampoco la representan, aunque algunos titiritezcos gobiernos de la región se empeñen en afirmar lo contario.
Nosotros no escuchamos ni vimos a ningún payaso discursero ni populista; simplemente presenciamos un deseo popular mancomunado, aquel alejado de fracciones políticas o de politiqueros, aquel que hizo escuchar su voz hasta emocionarnos: Basta FARC, el pueblo colombiano quiere paz…
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